No podíamos acertar, probamos tantas veces que ya todos estaban aburridos y cansados.
¡Contribuyamos a la causa!, dijeron. Y ahora sólo veo ese poste de luz, ese farol roto,
que parece un alarido amorfo, un grito oculto, devoción por el shampoo, la mortadela
y quién sabe qué.
Y así, ayudamos en gran parte a que terminaran la torre, porque sí, estaban edificando una,
una gran, gran torre de papel.
De papel de chupetines pico dulce, los pegaron uno por uno y levantaron una torre.
¡Que hermoso ver la torre terminada!, pero con avispas revoloteando fue muy dificultoso,
terminarla.
Lo malo fue que la torre no resistió lo necesario y en dos semanas ya eran restos los que quedaban,
los pobres, los indigentes, los tristes, los solos, los deprimidos, los suicidas, los olvidados;
lamieron los papeles de la torre con restos de dulce para sobrevivir, una noche más.
-¿Quién sabe si llegaremos a la siguiente navidad? ¿Quién sabrá?
Es que el mundo está difícil, lo veo jodido, torcido, llegó a los últimos días. Es todo plástico, restos humanos de la guerra, putrefacción, olores nauseabundos, neblina espesa de humo tóxico, lluvias ácidas y una larga lista negra.
Quisimos hacer esta torre, esta torre con basura del dulce que un día cumplió la función
de dar felicidad, de provocar sonrisas, y de amor (que ya no existe) como el último monumento de la humanidad,
como última pieza del rompecabezas para que otras culturas aprendan a no cometer errores, errores
inhumanos.
Quisimos hacer esta torre en honor a los que lucharon por la paz hasta el último segundo en este mundo
contaminado, no sólo por la basura, sino por las malas ideas, los malos pensamientos.
Quisimos hacer esta torre para ser recordados como escoria en el universo.
Quisimos hacer esta torre,
y se la comieron.
V.V.
errores.. horrores.. errores..
ResponderBorrarGenial
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