Creían que el cerebro se les iba a descascarar,
Creían que iban a ser los primeros en morir,
Creyeron que si leían demasiado, no podrían pensar,
Creyeron que era todo un maquillaje, una pavada,
Creyeron mal.
Con la supresión de las poesías; de las prosas y los versos,
Con el camino afeitado por la ignorancia,
Con los brazos bajos y la mente atrofiada por el consumo,
Con los ojos cubiertos por el polvo mediático,
Cayeron.
Casi todos,
Cayeron.
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Claro estaba que iban hacia el norte, pero no tan claro para el señor Rodetetevé, que con un grito salvaje los apuraba y los hacía bajar.
Los que insistieron, llegaron, eso es lo que dicen algunos; otros dicen que murieron entre escombros y hambre, y que no se animaron a volver por su “orgullo intelectual”
Yo que sé, y vos ¿qué sabes? A esta altura seguro están mejor que nosotros, porque el señor Rodeteteve no nos deja ni mirar y se quedó con todo el pan.
V.V.
V.V.
Ya me imagino quién este Rodetetevé...
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