“…Hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel ruido
no se producía dentro de mis oídos.”
E. A. Poe
Puedo oírlo
Sí, siempre pude oírlo
Esa carcajada hundida
en lo profundo del espectro
-¡Que no estoy loco!-
Sé que lo oigo perfectamente.
Es un ruido incesante
De cables, teclas, ondas
Todos en su conjunto
Amenazándome a mí y a mi ser
Pero no me he vuelto loco, no,
Al parecer no existe el fin
Y con el tiempo esto empeora
¡Que con el tiempo es peor he dicho!
¡Quiero huir, si!
¿Pero será que es imposible?
¡Oh!, ahí está nuevamente,
El ruido ligero, liviano, ¡obstinado!
¿Pero qué? ¿A caso no era yo el único?
¿Todos pueden oírlo?
¡Mierda!, ¿y cómo es que no gritan?
¡Supliquen para que esto se detenga!
¡Oh! Misericordioso universo
donde no existe este ruido,
Ahí divagaré en busca del olvido
de esta especie que no se detiene.
Mis oídos se están marchitando,
Ya mi mente los detesta, los escupe,
Pero ellos siguen ahí
En oficinas, parques, trenes, casas…
¡Ellos siguen ahí universo!
Y yo los percibo, los soporto y grito
Pero es inútil, universo, es inútil,
Porque ellos siguen
¡Hablando! ¡Discutiendo!
¡Gritando! ¡Balbuceando!
¡Silbando! ¡Llamando!
Y así, universo,
Seguirán...
V.V.
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