Donde se mecen los huracanes,
donde la lluvia y el viento se anexan,
en ese lugar turbio y lúgubre,
pero que a veces brinda estridentes
rayos de sol.
Los búhos profetizan un apocalipsis
y los griegos se desgarran en sus tumbas
pero yo me río - siempre río -
aunque el mal recaiga sobre mí.
-¡No lo escuchen, no lo escuchen!-
gritan los dueños de la noche,
pero yo no grito, solo río...
siempre río...
Vint Vánsplein
(es un honor poder conocerlos)
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